Fue el domingo 18 de agosto, en la Casa Santa Marta.
El arzobispo le transmitió al pontífice aspectos de la realidad arquidiocesana y sus experiencias en este primer año de gobierno pastoral en Buenos Aires.
El arzobispo porteño está en Roma desde el jueves 15 de agosto y ya mantuvo varios encuentros con el Santo Padre.
A partir de ese lunes, el prelado visito además varios de los Dicasterios de la Curia Romana, para dialogar con sus autoridades.
«Fue un año con mucha intensidad y eso es lo lindo, que haya muchas situaciones vividas, muchas situaciones para agradecer, muchas situaciones para decir: ‘Esto ha sido un lindo aprendizaje’. Creo que ha sido intenso para todos», dijo al Canal Orbe 21.
«Al año lo describiría a la luz de dos consejos que me él dio el Papa Francisco y que me acompañaron en el año», reveló y detalló: «El primer consejo fue ‘Dios es más grande’, con eso quiero decir que, más allá de las dificultades, los desafíos y los problemas que se presentaron, todo el tiempo traté de recordarlo».
El arzobispo porteño consideró que «es algo que nos sirve para nuestra vida, en los momentos de mayor tormenta, recordar que Dios es más grande y vence a la tormenta, como nos dice el Evangelio».
«Se nos presentaron un montón de situaciones difíciles y desafíos ligados a los temas económicos, a los vínculos con el Estado, a la situación socioeconómica, a los desafíos pastorales, un montón de situaciones en las que siempre me gustaba decir: ‘Dios es más grande’, y no perder la confianza en Él», agregó.
En relación al segundo consejo del pontífice, señaló: «Me lo da siempre, y ha sido también un motorcito en este año, y ha sido no perder el buen humor, y eso lo ligo con una de las notas de la santidad que propone Francisco en la exhortación apostólica Gaudete et exsultate, «Alégrense y regocíjense», que plantea que, entre las notas de la santidad, esta es la alegría».
«Podemos hacer una evaluación positiva de este primer año», concluyó el prelado.
